cantino tur jaundrend eyt par tu

Antes de salir de "La Faena" insisti en tomarnos una última antes de partir, de mala gana pero aceptó mi cuate. Al sonar de "La cumbia de los pajaritos" comenzó la pelea de Cristian Mijares. "sácale el mole, Dale duro" entre otras frases se escucharon. La cerveza se termino muy rápido, al momento de terminar la mencionada cumbia "Sirvanle a todos, pero que cada quien sirva su cuenta" gritó un hombre desde la barra, desatando los gritos y la algarabia de los ahi presentes.
Salimos de bar y nos dirigimos hacia el bar "La escondida" ubicado en la calle de Allende bajando Corona. Entrando hay un mono pelon que te mira con ojos medio raros y tiene la mano extendida, mis copas de más y mi poca educación hicieron que devolviera el saludo. nos instalamos en una mesa al centro del lugar, de veras que traia copas de más y me senté al ritmo de "Y todo para qué, toooooooooooodo para qué, para qué tanto amor" esperamos, se termina la cancion y empieza otra de Pesado, seguimos esperando, levanto la mano para que nos atiendan con un movimiento de cabeza una de las meseras me hace entender que ya nos vio pero seguimos esperando. "Vamonos de aquí" dijo un poco molesto mi acompañante. Comienza una otra canción de Intocable. Yo miraba la decoración que, la verdad me agradó mucho. Cuadros de la revolución, la leyenda de los volcanes entre otras muchas cosas, seguimos esperando. "Ya vamonos wey, ni nos pelan" esta ocasión acepté porque en efecto nadie nos peló. Al salir me despedí del calvo de la entrada, siguiente parada "EL ARCA DE NOE".
Al llegar al arca, aún estaba la pelea del Mijares ese, nos sentamos pedimos unas cervezas y nos kedamos viendo el combate, ganó fácilmente el púgil mexicano. El "arca de noe" siempre me a gustado, ya teniamos tiempo de no ir pero aqui estabamos. Me dieron ganas de ir al baño, mismas que atendí al instante, en el arca no es necesario orinar en las orillas, de antemano se sabe que estabamos entre puro pelado, entré, y me sorprendió ver que ya hicieron el baño más chiquito, cosa que no me importó en lo más mínimo, había un tipo en el baño "Cómo andamos de lluvias" me dijo, a lo que yo respondí "Tá cabrón, no te creas" el tipo salió del baño. A mí me gusta ir al baño de arca porque siempre se hacen amigos ahí. Términamos nuestros alcoholes y caminamos a la siguiente parada, la cual desconociamos aún. mientras encontrábamos una, tomamos "prestada" una revista que estaba afuera de una casa, no recuerdo de qué trataba, pero sí recuerdo qur la rompí al más puro estilo de los aficionados al beisbol y la iba tirando por la calle de Matamororos. Llegamos al bar "España" pero decidimos no entrar porque yo había ido a tal lugar días antes. al irnos recordé mis tiempos malandros e intenté arrancar un teléfono público, hazaña que casi logro, sólo que empezó a salir mucha gente del bar y ya no tuve chance, nos retiramos. Dando la vuelta por la calle de Abasolo vimos un bar que no conociamos, "El infiel" no entramos pero vimos que afuera tenia un asador de cual, sustrajimos: una cebolla y una papa asadas, las cuales nos fuimos comiendo hasta llegar al nuevo destino "El BRISTOL" cuyo lema es "Su casa fuera de su casa", entramos y nada que reportar. Saliendo nos fuimos a "LA CARRETA" Había mucha gente y el cansancio y el alcohol hicieron merma de mi rendimiento, una cheve y pa´ fuera jovenes con rumbo al "EL PORVENIR" bar que tiene parte de mi cariño, nomás que desde que Lupe la mesera que bailaba y se encueraba se fue, pos ya nada es igual. Nos hechamos una chebe al ritmo de de Ramon Ayala y sus Bravos del norti. Cuando salimos fuimos a la última escala: el renovado, reinaugurado, reubicado y recargado bar "MONCLOVA". Las piernas no me respondian, sudaba como bruto, sentia ganas de claudicar pero no, debia terminar, si Jesús pasó no sé cuantos días sin comer ni beber, Noes estuvo cuarenta días con cuarenta noches esperando en el diluvio y su arca, si Pedro Infante está dispuesto a pasar cien años pensando en una mujer, yo debía terminar con mi recorrido. Estando en el Monclova los ojos se me cerraban, pero los Traileros de Nuevo León me reanimaron, "Quisiera ser una lágrima" canté como loco. Después de verle las piernotas a la mesera salimos ahora sí, con rumbo a nuestras casas. EStando en la puerta de mi jaula de oro sentí, que como todo un hombre, había cumplido con creces, sudor y esfuerzo, mi deber de maratonista de cantinas. Al estar en mi cama me imaginé que estaba en el podium de las olimpiadas de beijing, al momento de recojes la cortina fue como si se estuviera levantando la bandera nacional y los ronquidos de mi papi fueran el himno nacional mexicano.



La tan esperada y postergada segunda parte del cantino tur.
ahi nos vemos.